El humor negro es un síntoma de inteligencia, según la ciencia

Hay momentos en los que no podemos prevenir la risa

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¿Te ríes con las bromas sobre temas siniestros como la enfermedad, la muerte, la discapacidad, la guerra, el racismo o las violaciones? Formes o no parte de este grupo, no todas las personas aceptan de buen grado los chistes sombríos y macabros. De hecho, en los últimos tiempos, el exceso de corrección política y la susceptibilidad ante cualquier tema que hiera sensibilidades parece haber generado una devaluación del humor negro, al menos en cuanto a su prestigio.

Quizá el humorista Louis C.K daba en el quid de la cuestión cuando en una entrevista viralizada defendía el humor negro. ¿Podemos reírnos de los estereotipos? ¿Nos censuramos a nosotros mismos por defender una opinión políticamente correcta? ¿Nos hace sentir malas personas vernos atraídos por este tipo de bromas? Louie, uno de los máximos exponentes del humor negro en la actualidad, defiende que cualquier opinión sobre cualquier tema es válido y eso no nos convierte en culpables.

Algo que nos resulta gracioso o gratificante no necesariamente tiene que serlo objetivamente”

Manuel Arias
Coordinador del Grupo de Estudio de Humanidades de la Sociedad Española de Neurología

A pesar de conocer el trauma que a muchas personas les causan esos chistes, -puesto que él mismo fue duramente criticado (y tachado como “violador”) por las redes sociales por alabar el espectáculo de un humorista que hizo un chiste sobre violaciones-, y de asumir esa incomodidad en su pensamiento, no podía evitar seguir disfrutando con estas bromas.

La risa no es objetiva

El doctor Manuel Arias (Coordinador del Grupo de Estudio de Humanidades de la Sociedad Española de Neurología) nos atiende para aclararnos que no podemos prevenir la risa. “Algo que nos resulta gracioso o gratificante no necesariamente tiene que serlo objetivamente, como puede ser observar que alguien se cae o un chiste que a algunos les puede resultar chabacano o grosero y a otros no”.

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Merced a nuestras diferencias en aquello que nos hace reír, que, como ya vemos, en algunos casos puede ser más apropiado que en otros, el procesamiento de cada tipo de humor depende no solo de cada individuo, sino también del sexo y de la cultura. “Incluso hombres y mujeres entienden las situaciones humorísticas en distintos lugares del cerebro”.

Un nuevo estudio demuestra que el humor negro atrae a las personas inteligentes

Sin embargo, como contrapunto a esta demonización social, un nuevo estudio defiende que la atracción por el humor negro podría ser un efecto secundario de la inteligencia. Dirigido por investigadores de la Universidad de Viena y publicado por la revista Cognitive Processing, el estudio determinó que las personas que disfrutan el humor negro tendían a destacar en las pruebas que miden la inteligencia verbal y no verbal, a la vez que tenían más probabilidades de tener niveles más altos de educación.

Hombres y mujeres entienden las situaciones humorísticas en distintos lugares del cerebro”

Manuel Arias
Coordinador del Grupo de Estudio de Humanidades de la Sociedad Española de Neurología

Para llevar a cabo la encuesta el equipo eligió a 156 voluntarios de ambos sexos y una media de edad de 33 años, y les hizo calificar 12 caricaturas de humor negro de acuerdo a sus gustos, extraídas del libro The Black Book, obra del prestigioso dibujante alemán Uli Stein. La evaluación tenía en cuenta si los participantes entendían la broma, si pensaban que era buena y si les resultaba sorprendente, vulgar o interesante. Además, eran evaluados en otros factores: su inteligencia verbal y no verbal, su alteración del estado anímico y su agresividad.

Las muestras que los examinados tenían que evaluar son situaciones breves en los que se unen texto e imagen. Por ejemplo, uno de ellos nos muestra a un hombre llamando por teléfono a una asociación para pacientes de Alzheimer cuyo contestador automático dice: “Si todavía recuerdas lo que quieres contarnos, por favor, habla después del tono”.

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La comediante, actriz y escritora, Sarah Silverman en la fiesta de Vanity Fair, tras la entrega de los premios Oscar

A pesar de tratarse de una encuesta limitada cuantitativamente, los resultados mostraban una tendencia común. Quienes disfrutaron y comprendieron las viñetas de humor negro no solo destacaron por su inteligencia, sino que tenían una baja agresividad y un estado de ánimo estable. Por contra, la baja preferencia por el humor negro y la comprensión moderada de las bromas se asoció con la inteligencia promedio, junto con una alta agresividad y altos trastornos en su estado anímico.

Solo una circunstancia contradecía la idea de que reír siempre es positivo: el gusto repentino hacia cualquier forma de humor podría ser un indicio de enfermedad degenerativa. Manuel Arias confirma que muchas enfermedades pueden perturbar el proceso de percepción del humor y de la generación de la risa: “En algunos casos de demencia los pacientes muestran cambios de carácter, comportamiento, y hasta de aficiones y dotes artísticas. Con el procesado cerebral del humor puede pasar lo mismo y cambiar los gustos”.

Quienes disfrutaron y comprendieron las viñetas de humor negro no solo destacaron por su inteligencia, sino que tenían una baja agresividad y un estado de ánimo estable

El humor se procesa mediante elementos cognitivos y emocionales

La asimilación del humor negro es una actividad compleja de procesamiento de información que forma parte de la llamada cognición social. El estudio plantea la hipótesis de que “estas demandas cognitivas y emocionales conducen a una mayor o menor capacidad de procesamiento de la información”. Como la comprensión nos lleva al disfrute, quienes mejor lo entienden más lo pueden disfrutar.

Otras hipótesis que se plantean para ilustrar la preferencia por el humor negro se relacionan con la capacidad de tratar contenidos desagradables como ficción lúdica: solo aquellos que no tienen sentimientos agresivos hacia los demás ni alteraciones anímicas pueden permitirse disfrutar con la exposición lúdica en el curso del procesamiento de humor negro. Y por el lado contrario, tanto la agresividad como el mal humor podrían conducir a una capacidad reducida de procesamiento de información con respecto a los contenidos humorísticos exigentes desde el punto de vista cognitivo.

Por tanto, aunque la comprensión de una broma varía dependiendo del contenido y la estructura de la broma, sí que podemos afirmar como consecuencia de estos resultados que la inteligencia, la agresividad y el estado de ánimo facilitan la adaptación de estrategias de procesamiento de humor de una manera rápida y flexible.

Tanto la agresividad como el mal humor podrían conducir a una capacidad reducida de procesamiento de información con respecto a los contenidos humorísticos

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